-vamos a el comedor- me había dicho así que asentí y me cambie la ropa lo mas rápido posible, ella ya había ido a correr, se había bañado y cambiado, según lo que me contaba de camino a el comedor.
Ya estando ahi me guió asía una mesa que constaba de un chico y dos chicas los cuales se presentaron muy amablemente
-yo soy Ellisa pero puedes llamarme Lis- dijo una rubia bajita de sonrisa encantadora
-yo soy Sara- dijo una morena alta
Ryan- dijo el chico rubio, alto de tez bronceada y sonrisa encantadora.
Al acabar el desayuno descubrí que Lis era muy activa al igual que Ailen, Sara era mas reservada, pero Ryan era súper simpático y gracioso, pero a juzgar por lo que vi el y Ailen se traían algo.
-te gusta, cierto- le dije en un susurro pues estábamos en clase de historia con el señor Doyle, el cual era muy estricto con todos.
-mmm..- dijo fingiendo que no me había escuchado, pero a juzgar por su cara que parecía tomate de tan roja que estaba
-lo que has escuchado- le rete.
-okay, me has atrapado- se rindió.
-¿algo que quieran compartir con la clase?- había dicho Doyle, desde el frente, sentí las miradas de todos
-nada- se apresuro a decir Ailen.
-señorita Dankworth, se que es nueva en la institución por lo mismo me gustaría informarle que en mi clase no se tolera la mas mínima falta, por esta vez lo pasare por alto pero a la siguiente estará fuera de lo que respecta mi clase, ¿quedo claro?- dijo en tono firme y autoritario y lo único que hice fue asentir y hundirme en mi asiento.
Después de la cena nos habíamos encontrado con Lis en la biblioteca.
-¿habéis echo enojar a Doyle?- dijo Lis incrédula justo después de que Ailen le contara todo.
-si- le dije en tono cortante pues no tenia ganas de hablar de el tema, detrás de Lis a lo lejos se encontraba un chico de ojos oscuramente intensos el cual miraba hacia nosotros como intentando descifrar algo, cuando me sorprendió mirando en su dirección, se paro de el asiento, dejo el libro que traía en las manos y salió como alma que llevaba el diablo.
-¿quien era ese?- les pregunte
- oh, Eliam, ni idea, quiero decir, se quien es pero el caso es que no socializa con muchas personas y no se casi nada- dijo Lis
-pues yo si- dijo Ailen
-¿Qué?-le cuestiono Lis
- a juzgar por su expresión y comportamiento o es un espía o un asesino en serie- se rieron, pero yo seguía con aquella curiosidad.
De camino a el cuarto me fui sola pues Lis y Ailen tenían cosas que hacer y no me importaba ir sola lo que me importaba es no tener ni idea de donde me encontraba pues la escuela era tan grande que desgraciadamente me había perdido.
-Lia?- dijo un chico alto de pelo castaño y ojos verdes, que nunca había visto en mi vida, al parecer vio mi cara extrañada y se apresuro a decir
-soy Adrian, ¿necesitas ayuda pareces despistada?- me pregunto, me vi tentada a decir que no pero estaba tan perdida y cansada que accedí a contarle que me había perdido y el accedió a guiarme hacia mi dormitorio, ya encaminándonos.
-¿de donde eres?- me había preguntado con un tono curioso
- de Londres -le respondí con un tono cantarín impropio de mi, ¿pero que me pasa?, pero gracias a dios ya estábamos a unos cuantos pasos de llegar.
-gracias- le dije afuera de la puerta a lo cual respondió con un
-fue todo un placer-y se alejo.
Ya dentro del dormitorio me di una ducha y luego me metí a la cama.
En el instante en que mi cara toco la almohada quede sumida en un sueño profundo.
Ryan- dijo el chico rubio, alto de tez bronceada y sonrisa encantadora.
Al acabar el desayuno descubrí que Lis era muy activa al igual que Ailen, Sara era mas reservada, pero Ryan era súper simpático y gracioso, pero a juzgar por lo que vi el y Ailen se traían algo.
-te gusta, cierto- le dije en un susurro pues estábamos en clase de historia con el señor Doyle, el cual era muy estricto con todos.
-mmm..- dijo fingiendo que no me había escuchado, pero a juzgar por su cara que parecía tomate de tan roja que estaba
-lo que has escuchado- le rete.
-okay, me has atrapado- se rindió.
-¿algo que quieran compartir con la clase?- había dicho Doyle, desde el frente, sentí las miradas de todos
-nada- se apresuro a decir Ailen.
-señorita Dankworth, se que es nueva en la institución por lo mismo me gustaría informarle que en mi clase no se tolera la mas mínima falta, por esta vez lo pasare por alto pero a la siguiente estará fuera de lo que respecta mi clase, ¿quedo claro?- dijo en tono firme y autoritario y lo único que hice fue asentir y hundirme en mi asiento.
Después de la cena nos habíamos encontrado con Lis en la biblioteca.
-¿habéis echo enojar a Doyle?- dijo Lis incrédula justo después de que Ailen le contara todo.
-si- le dije en tono cortante pues no tenia ganas de hablar de el tema, detrás de Lis a lo lejos se encontraba un chico de ojos oscuramente intensos el cual miraba hacia nosotros como intentando descifrar algo, cuando me sorprendió mirando en su dirección, se paro de el asiento, dejo el libro que traía en las manos y salió como alma que llevaba el diablo.
-¿quien era ese?- les pregunte
- oh, Eliam, ni idea, quiero decir, se quien es pero el caso es que no socializa con muchas personas y no se casi nada- dijo Lis
-pues yo si- dijo Ailen
-¿Qué?-le cuestiono Lis
- a juzgar por su expresión y comportamiento o es un espía o un asesino en serie- se rieron, pero yo seguía con aquella curiosidad.
De camino a el cuarto me fui sola pues Lis y Ailen tenían cosas que hacer y no me importaba ir sola lo que me importaba es no tener ni idea de donde me encontraba pues la escuela era tan grande que desgraciadamente me había perdido.
-Lia?- dijo un chico alto de pelo castaño y ojos verdes, que nunca había visto en mi vida, al parecer vio mi cara extrañada y se apresuro a decir
-soy Adrian, ¿necesitas ayuda pareces despistada?- me pregunto, me vi tentada a decir que no pero estaba tan perdida y cansada que accedí a contarle que me había perdido y el accedió a guiarme hacia mi dormitorio, ya encaminándonos.
-¿de donde eres?- me había preguntado con un tono curioso
- de Londres -le respondí con un tono cantarín impropio de mi, ¿pero que me pasa?, pero gracias a dios ya estábamos a unos cuantos pasos de llegar.
-gracias- le dije afuera de la puerta a lo cual respondió con un
-fue todo un placer-y se alejo.
Ya dentro del dormitorio me di una ducha y luego me metí a la cama.
En el instante en que mi cara toco la almohada quede sumida en un sueño profundo.
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